Acabas de sacar al mercado tu nuevo producto. Tras mucho tiempo de estudio, de pruebas, de analizar qué buscan tus clientes, de exprimir mil ideas para elegir un diseño y un nombre, ha llegado el momento esperado: que tus clientes potenciales se conviertan en clientes reales.

Quizás eres dueño de un restaurante en el que has volcado todos tus sueños e ilusión y acabas de inaugurar tras una importante inversión en el diseño del local; has conseguido que tanto el lugar como la carta transmitan tu idea, tu esfuerzo para que todo sea perfecto, y solo deseas que los clientes lleguen y disfruten con tu comida tanto como tú lo has hecho al crearla.

Tal vez tu negocio ya está en marcha y quieres darle un nuevo impulso, encontrar ese detalle que te permita conseguir diferenciarte de tus competidores e incrementar tus ventas.

«Una imagen vale más que mil palabras»

En multitud de ocasiones habrás escuchado o utilizado esta frase y también que “la comida entra por los ojos” y te puedo asegurar que es totalmente cierto.

Nuestro tiempo es el de la imagen y cuando hablamos de gastronomía es aún más claro. Si vemos un plato que se muestre apetecible querremos disfrutarlo y, si estamos en el supermercado, la mirada se dirigirá a los productos que por su diseño o aspecto nos permitan imaginar que la experiencia al probarlo merecerá la pena. 

La publicidad se basa en captar la atención de sus destinatarios apelando a sus sentidos, despertando emociones, recuerdos o deseos y para ello usará textos, sonidos, música y, sobre todo, imágenes. Una buena fotografía publicitaria o un vídeo, cuando se trata de gastronomía nos hablará de las cualidades del producto que presenta; jugando con la iluminación, con el movimiento, con su creatividad, el profesional nos hará desearlo. Una botella en la que unas gotas de agua resbalan transmite frescura, un artesano batiendo lentamente el helado que elabora nos habla de su cremosidad y del esmero en la elaboración, unas hojas de té sobre las que se vierte lentamente el agua humeante nos propondrá un momento de reposo al final de la jornada, en un ambiente cálido y recogido, una conversación tranquila con una taza caliente entre las manos.

La imagen de la empresa

Cualquier empresa tiene su imagen de marca. Empieza por su nombre, su logo, los colores o el diseño que utilice y con los que busca diferenciarse de otros y transmitir su misión y sus valores. Con todo ello va construyendo su identidad visual, cómo se muestra al exterior; es como el traje con el que vas a vestir tu negocio y que va a decir todo de él y de ti.

Una parte de esa identidad visual serán las fotografías y vídeos que utilices en las redes sociales, en los catálogos, en la carta de tu restaurante y en tus campañas publicitarias. También participan en esa identidad visual las vídeo recetas que animarán a tus clientes a elaborar con tu producto ese plato tan apetecible y que queda espectacular siendo sencillo de preparar o, incluso, quedar como un chef ante sus invitados con una receta original y en la que el ingrediente estrella es tu producto.

Cuando buscamos un restaurante que no conocemos, somos muchos los que nos guiamos por el aspecto de los diferentes platos que aparecen en sus redes o en su web para decidirnos a visitarlo. En ocasiones hasta llegamos ya con la idea de tomar un plato que nos ha llamado la atención y ni siquiera miramos si es o no el más caro de la carta. Ese es el poder de la imagen.

No debemos dejar de lado los vídeos corporativos que te permitirán mostrar tu empresa de manera eficaz para darte a conocer o para promocionar tu marca o con la finalidad de formación para el personal o presentación de un nuevo producto a tu red comercial. También si quieres ofrecer a los nuevos empleados una introducción inicial en la cultura de la empresa, su misión, visión y valores o explicar a tus accionistas y a la sociedad quién eres.

¿Necesito un profesional? 

Seguro que más de una vez te has hecho esta pregunta. 

Ahora cualquiera tiene un teléfono móvil con una cámara que permite hacer buenas fotografías y entonces pensarás que para fotografiar los platos de tu carta es suficiente, que cuando los clientes están en tu local hacen unas fotos que luego suben a sus redes y quedan bien chulas.

O vas a preparar el catálogo de tu nueva línea de productos gourmet y como tienes un amigo que es fotógrafo de bodas y te hace buen precio, se lo vas a encargar a él.

Te diré que esto, así, no funciona. Hacer una fotografía de calidad es algo más que enfocar y apretar un botón. Detrás del trabajo de un profesional hay muchos años de formación y experiencia, un equipo técnico y una iluminación de calidad, y unos conocimientos de estilismo, de composición de la escena, de uso del atrezzo y de los colores más adecuados para el producto que se quiere destacar. Decidir el ángulo con que se va a grabar o fotografiar, el tipo de plano – si es cenital o frontal, si es picado, si elijo un plano corto o medio, si utilizo un travelling- , todo ello requiere contar con un especialista en vídeo y fotografía gastronómicos.

Conseguir que una fotografía transmita sensaciones requiere algo más que un “clic”. Un especialista logrará que la imagen muestre texturas, untuosidad, aspecto crujiente, delicadeza; que todo lo que acompaña a esa foto o vídeo no sobre, sino que apoye la idea que queremos para el producto. Esas imágenes despertarán emociones y se instalarán en el cerebro de quienes las vean. Los textos que acompañen se pueden olvidar, pero una imagen atractiva se quedará instalada en la retina y en la mente.

Así que la respuesta es que sí, sí necesitas contar con un profesional si quieres mejorar. Será una inversión rentable y las posibilidades son tantas que siempre podremos ofrecerte una propuesta adecuada a tu presupuesto y tus necesidades.